
El domingo 29 de diciembre se celebró la «Fiesta de la Sagrada Familia». En acto reflexivo la Iglesia nos recuerda, “Que escuchamos con mucha frecuencia que la sociedad está en crisis, que el mundo va de mal en peor, que aumentan las injusticias entre países ricos y pobres, crece la violencia y el terrorismo. Parecería que Rousseau tenía razón: «El hombre es un lobo para el hombre». La solución está en volver a mirar a la familia, porque es la célula base de la sociedad. Que la familia sea lo que tiene que ser: Unidad; para hacer progresar a la sociedad desde su base”.
En este primer domingo después de la Navidad, la Iglesia Católica celebró esa fiesta, recordando la palabras el Papa Juan Pablo II “En Belén, la mirada de fe nos permite abrazar al mismo tiempo al Niño divino y a las personas que están con él: su Madre santísima, y José, su padre putativo. ¡Qué luz irradia este icono de grupo de la santa Navidad! Luz de misericordia y salvación para el mundo entero, luz de verdad para todo hombre para la familia humana y para cada familia. ¡Cuán hermoso es para los esposos reflejarse en la Virgen María y en su esposo José! ¡Cómo consuela a los padres especialmente si tienen un hijo pequeño! ¡Cómo ilumina a los novios que piensan en sus proyectos de vida!”.
La Iglesia, le recuerda a todos los cristianos, que “La Sagrada Familia nos habla de todo aquello que cada familia anhela auténtica y profundamente, eso es la felicidad alcanzada a través de Dios y no solo del dinero y los bienes materiales. Para alcanzar la tranquilidad espiritual es necesario alimentar esa atmósfera de fe en nuestros hogares; puesto que desde la intensa comunión con Dios hay una total entrega amorosa por parte de cada miembro de la familia”.